Gallicianò – Un tranquilo pueblo donde el tiempo parace haberse detenido
- katharinaaronis
- 12 ago
- 4 Min. de lectura
El tranquilo pueblo de Gallicianò, al pie de las montañas del Aspromonte, conserva una parte importante de la historia greco-calabresa, en la que tenemos la suerte de sumergirnos gracias a una visita guiada privada e inesperada.

Nuestros recorrido por la Calabria grecofona nos lleva a Gallicianó, un tranquilo pueblo donde—sin saberlo—pasaremos las próximas cuatro horas. Como en Pentedattilo, este pequeño y somnoliento pueblo aún cuenta con unos treinta habitantes. Aquí, los verdaderos protagonistas parecen ser los numerosos gatos. El pueblo está a una hora en coche del mar y, a primera vista, da la sensación de estar aislado (incluso la señal del móvil ya ha desaparecido)
En mi guía turística leí que hay un pequeño museo etnográfico que narra la historia del pueblo. Pero a eso llegaremos mucho más tarde, porque primero nos encontramos con Mimmo, quien nos guía por el pueblo y nos explica todo sobre el dialecto griego y la fe ortodoxa que todavía se practica aquí. Hablamos un poco de griego entre nosotros. El grecanico, como se llama el dialecto griego-calabrés, me suena un poco al dialecto de Creta o de Chipre. Muchas palabras del grecanico son tan antiguas que no logro conectarlas con el griego moderno—pero de eso hablaremos más adelante
Primero tomamos un espresso en el pequeño café que abre solo los domingos. Petro lo abre especialmente para nosotros; parece que en cuestión de minutos se corrió la voz de que había dos extraños en el pueblo. "Kalispera", se saludan Petro y Mimmo. Conversamos un poco, un poco en griego, un poco en italiano, y luego comenzamos nuestro recorrido por la iglesia de San Giovanni Battista, que fue iglesia ortodoxa. Como muchas otras, acabó cediendo a la presión de la Iglesia Católica y abandondó el rito ortodoxo. Es mediados de enero, y frente a la iglesia aún queda la ceniza de una gran hoguera—probablemente parte de una tradición griega que yo desconozco
Mimmo nos explica que en Nochebuena se enciende aquí una gran hoguera en memoria de los difuntos. En el dialecto se llama "Aghio Luce". Aghio significa "santo" en griego y luce significa "luz" en italiano. Así que, "La Luz Santa". Me parece muy bella esta combinación de griego e italiano. Creo que podría simbolizar la coexistencia paralela del dialecto griego con la lengua italiana. Pero Mimmo nos cuenta que antiguamente no se aceptaban dialectos extranjeros.
Hace cincuenta años, quien hablaba el dialecto era considerado "tonto" y "atrasado", como nos cuenta Mimmo. Esto provocó un progresivo abandono del dialecto, ya que muchas familias querían adaptarse para escapar de ese estigma. Nos preguntamos por qué fue así. El dialecto griego existe en Calabria—según qué teoría se siga—desde la antigüedad, ¿y de repente está mal visto hablarlo? Solo lo podemos explicar con la globalización creciente, que no deja espacio para la individualidad local.
Seguimos caminando por el pueblo y vemos a muy poca gente. A lo lejos se oye un televisor desde algún apartamento. Llegamos a otra iglesia, pasando por el Pigadi tis Agapis—el pozo del amor—¡ohhhhhh! Aquí solían reunirse las mujeres del pueblo a lavar la ropa. Era un lugar perfecto para que los chicos conocieran a las muchachas, tal vez a su futura esposa. Qué pena que ya no sea así.😉
De izquierda a derecha: la iglesia de San Giovanni Battista, la vista de Gallicianò y una placa conmemorativa que recuerda la antigua conexión entre Calabria y Grecia.
Más arriba, en la montaña, se encuentra la iglesia ortodoxa del lugar: Santa Maria desde Grecia. Más que una iglesia, es una pequeña capilla.
Mimmo nos dice que todo visitante que entra en la iglesia debe tocar una pequeña campana. Esto evoca las tradiciones griegas del pueblo y trae buena suerte. Así que también nosotros tocamos la campana antes de entrar y pedimos un deseo. El interior de la capilla se parece mucho al de una iglesia griega típica. Sin embargo, muchos de los santos venerados aquí no son conocidos en otros lugares, como San Leo o Santa Úrsula. Ni yo sabía que existían tantos santos locales venerados solo en determinados sitios. Mimmo descubrió por casualidad durante un viaje que Santa Úrsula aún es venerada en ciertos lugares de Grecia. ¿Tal vez también esa es una conexión perdida?
De camino hacia la plaza principal, nos encontramos con algunos lugareños que con gusto nos ofrecen huevos recién puestos. Lo aceptamos encantados y hasta pensamos en quedarnos a dormir aquí. Giovanni Maesano, quien nos acompañó un tramo junto con Mimmo, nos muestra la pequeña pensión que regenta (enlace abajo). Pero esa noche decidimos regresar. Visitamos brevemente el museo etnográfico, por el cual vinimos originalmente. La mayor parte ya nos la había contado Mimmo durante la improvisada visita privada de cuatro horas. Nos despedimos y dejamos una pequeña donación para el museo. Efcharistó, Mimmo, ¡seguro que volveremos!
La experiencia en Gallicianò fue para ambos muy enriquecedora. Nos sentíamos como si hubiésemos sido transportados en el tiempo y esa noche aún teníamos que procesar todas las impresiones. Es difícil imaginar que en medio de las montañas de Calabria se hable griego, que todos fueran ortodoxos en su día y que esta parte de la cultura calabresa se pierda si no se preserva.
Aquí tienen los datos de contacto del museo etnográfico de Gallicianò (los horarios pueden, como pueden imaginar, variar): https://www.museionline.info/musei/museo-etnografico-merianou
El alojamiento de Giovanni se puede reservar aquí (aunque parece un poco tranquilo): https://www.airbnb.it/rooms/36504437?check_in=2025-08-12&check_out=2025-08-17&guests=1&adults=1&s=67&unique_share_id=2906db6b-dde9-4905-aec0-3270743ffaa2
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